Saturday, April 19, 2008

La rana y el escorpión.



Cuenta un relato popular africano que en las orillas del río Níger, vivía una rana muy generosa.

Cuando llegaba la época de las lluvias ella ayudaba a todos los animales que se encontraban en problemas ante la crecida del rio.

Cruzaba sobre su espalda a los ratones, e incluso a alguna nutritiva mosca a la que se le mojaban las alas impidiéndole volar. Pues su generosidad y nobleza no le permitían aprovecharse de ellas en circunstancias tan desiguales.

También vivía por allí un escorpión, que cierto día le suplicó a la rana: "Deseo atravesar el río, pero no estoy preparado para nadar. Por favor, hermana rana, llévame a la otra orilla sobre tu espalda".

La rana, que había aprendido mucho durante su larga vida llena de privaciones y desencantos, respondió enseguida: "¿Que te lleve sobre mi espalda? ¡Ni pensarlo! ¡Te conozco lo suficiente para saber que si estoy cerca de tí, me inyectarás un veneno letal y moriré!"

El escorpión le replicó: "No digas estupideces. Ten por seguro que no te picaré. Porque si así lo hiciera, tú te hundirías en las aguas y yo, que no sé nadar, perecería ahogado."

La rana se negó al principio, pero la incuestionable lógica del escorpión fueron convenciéndola... y finalmente aceptó. Lo cargó sobre su resbaladiza espalda, donde él se agarró, y comenzaron la travesía del río Níger.

Todo iba bien. La rana nadaba con soltura a pesar de sostener sobre su espalda al escorpión. Poco a poco fue perdiendo el miedo a aquel animal que llevaba sobre su espalda.

Llegaron a mitad del río. Atrás había quedado una orilla. Frente a ellos se divisaba la orilla a la que debían llegar. La rana, hábilmente sorteó un remolino...

Fue aquí, y de repente, cuando el escorpión picó a la rana. Ella sintió un dolor agudo y percibió cómo el veneno se extendía por todo su cuerpo. Comenzaron a fallarle las fuerzas y su vista se nubló. Mientras se ahogaba, le quedaron fuerzas para gritarle al escorpión:

"¡Lo sabía!. Pero... ¿Por qué lo has hecho?"

El escorpión respondió: "No puedo evitarlo. Es mi naturaleza".

Y juntos desaparecieron en medio del remolino mientras se ahogaban en las profundas aguas del río Níger.


--> Tomar nota:
1.- No acercarse a aguas profundas
2.- De ser sumamente necesario acercarme al agua, favor de no tomar el rol de ranita.
3.- Siempre, siempre, SIEMPRE, decir NO a los escorpiones.
4.- Pobre y estupida RANA.

6 comments:

Even Better said...

Mmmmmmta!! por qué nadie me contó esa historia hace 8 años!

Me cachis!

Snif!

ANITA_LOSS said...

Vaya con los animalitos!!.
He llegado a la conclusión que soy una raaaaaaaaannnnnnnaaaaaaaaaaa!!!

Adriana said...

Si mis pequeñas ranitas...

somos ranas

Mandragora said...

Ey Adriana, gracias por agregarme en tus links, y por decir que lo que escribo es recomendable (en serio tu crees?) jeje.

Me encanta la musica de The Killers!!!

Me he dado cuenta de que me agregaste
hoy viendo de nuevo lo de la ranita y el escorprión...yo me siento rana de vez en cuando

Un saludo

Adriana said...

Jaume:

Bienvenido mi pequeño ranito (o sapito).. y yo pense que los hombres no podian ser ranos o sapos.. jajaja


Si.. me encanta lo que escribe!! SUPER recomendable!

Saludos!!

Espaciolandesa said...

Es difícil ir en contra de tu naturaleza, cualquier cosa que eso sea.

Yo le llamo esencia, es eso que no cambia a pesar de los años o de las cosas que te pasen.

Era la naturaleza de la rana la generosidad y no pudo evitarlo.

Era la naturaleza del escorpión picar y no pudo evitarlo.

Lo malo es que a ambos les costó la vida.